Que la tundra de tu espalda no me deje roto ni un sueño.

No dejes que se desvanezca. Hoy tengo miedo. Siento que no puedo con las deudas de amor y los arrepentimientos. A veces no me importa nada. A fin de cuentas la vida es esta lagaña inconexa con el lagrimal y el amor es un pretexto para ignorar lo que nos sea espejo. Y sé que no me entiendes y no me lees y no me extrañas. Así son todos mis días: el clima, maldito calor de mierda. El dinero ¿cuánto me falta para...?

Me abandoné. Ahora la recuerdo a ella rota y yo me siento desesperada. Si pudiera regresar el tiempo atrás y buscar un fiordo y congelar hojas de agua para cortarme con ellas la boca... Pero no puedo. No estoy esta que soy ni estamos nosotros. Ni estamos esperando nada ni deseando nada. Hoy lo vi con melancolía. No somos más que rumiantes, criaturas prácticas. 

¿Quién quiere la vida si es esto? Necesito volver a esa taciturna complacencia, a ese hueco oscuro y húmedo que me recordaba que tengo un esqueleto. Sentir miedo, angustia en el pecho, y un sol. 

Todo está vacío, perdido, abandonado. Todo es tan igual, día tras día. Voy perdiendo la vida. Tantos años y sigo, ya sabes, diciendo disparates y rogando por escuchar otra voz....