like cultural appropriation

 When this women go around insisting on their bisexuality, their inconsequential bisexuality which is as good as being straight, it makes me angry.

Why do they get the cool bits now that it is so fashionable to call yourself queer, without any of the ugly parts because of course, all of them date men?

I want them to shut up for once ♥

Adiós pueblito culero

Estoy bien feliz de haber dejado el pueblo de mierda en el que vivía, y de no tener las relaciones mediocres que tenía, y las conversaciones de mierda que tenía. 

No significa que no extrañe a las personas que amo, obviamente me encantaría tenerlas en persona aquí todo el tiempo. Pero me hace muy feliz no escuchar las conversaciones que la gente de esa ciudad solía tener.

Creo que al menos una vez a la semana me sonrío a mí misma, toda contenta por por fín haber escapado para siempre de ese lugarcito horrendo donde la gente hace todo como colectivo y nada como personas.

Tengo una esposa

Después de tantas tantas tantas relaciones culeras y fallidas y violentas y de hueva, encontré a una persona que tiene todo lo que siempre había querido y me casé con ella.

A veces la gente heterosexual me pregunta que por qué si soy tan progre y tan de izquierda hice algo tan ridículo y antifeminista como casarme.

Su pregunta nacida desde el privilegio y el desconocimiento de lo que implica ser homosexual y ser migrante y todas esas chingaderas. 

No me acuerdo qué les contesto cuando preguntan. 

Pero tengo una esposa y la casa y el corazón y las partes del cuerpo todas llenas de amor.

Un pensamiento todo cagado y por eso este blog es privado, porque escribo idioteces así.

Mi experiencia sesgada me permite ver dos tipos de personas a las que me he sentido atraída toda la vida.

El primer tipo, es un tipo calmado, que difícilmente se enoja. Demuestra el amor en cosas prácticas como cocinar cosas ricas para mí. Son emocionalmente estables, difícilmente se enojan, y su estado de ánimo fluctúa cada dos años o algo así. Son gente que duerme mucho y sabe mucho. No tienen muchas ideas propias u originales y no parece importarles gran cosa.

El segundo tipo, es el de artista torturado. Son gente en general infeliz o deprimida. Insatisfecha con algo de sí mismas, con su personalidad o algo igual de esencial. Escriben muchísimo, de forma mediocre o hermosa. Sus emociones no están guiadas por lo que pasa a su alrededor sino por fluctuaciones arbitrarias de su pensamiento. Si un día se sienten inseguras o abandonadas, se vuelven celosas y posesivas y paranoicas. Rara vez con pruebas reales de que se les va a abandonar. 

Las relaciones más importantes que he tenido han sido con personas de esos dos tipos. 

Sería irrelevante de no ser porque extraño escribir, y es el segundo tipo de personas las que me incitan a hacerlo. Cuando escribo párrafos demostrando que estoy enamorada como loca, las personas del primer tipo reaccionan con una sonrisa y un abrazo. Las del segundo, con cartas y entradas en blogs y párrafos en servilletas, superando por mucho lo que yo escribí. Sea cierto o no, porque las escritoras son también fantasiosas. Esa respuesta me inspira a escribir todavía más.

Tuve una relación de dos años con una del segundo tipo. Terminé escribiendo más de 1200 entradas en este blog en esos dos años, y eso sin contar lo que escribí en cuadernos y hojas sueltas. Pero era una tortura estar con ella. Ella era infeliz (mucho) y yo me sentía asfixiada. En los días buenos, sobre todo en mayo, sentía que estaba de vacaciones y que quería quedarme toda la vida con ella. Pero me fastidiaba. A veces llegaba a la casa después de haberla dejado contenta en la mañana, sólo para encontrarla enojada, fumando, porque se había acordado aquella vez hace tres años en la que no le pregunté el nombre de sus sobrinos y asumió que no me importaba y se había enojado otra vez. La tarde noche se me iba en hacerla sentir mejor. Muchas veces, la noche terminaba en mí largándome de su casa a la mía, fastidiada. Dos horas después que se le había calmado el desmadre mental me pedía que regresara.

Esto era agotador, muchísimo. Iba al trabajo súper cansada, y no podía estar 100% ahí porque todo el día estaba peleando por mensajes, enojada por algo que se había imaginado o recordado o lo que sea.

El tipo 1 en cambio, son personas que no me hacen sentir de vacaciones, ni las describo como "personaje de una película" (así se supone que describía a la de la imaginación desbordada). No me siento especial por estar con ellas, pero me hacen feliz. Y la del drama y la imaginación soy yo. Yo soy la que se ondea de la nada por pensar que eventualmente se van a aburrir de mí, porque no me están describiendo todo el día cómo les cambié la vida y cuánto me aman y el miedo que les da que les vea a los ojos.

 

Esta madre me pone vulnerable

1. Metáforas

Fue como haberse vuelto invisible. No dejaste entrar a nadie al principio, y cuando los dejaste, habías apagado la luz.

Qué absurda. Juegas a las escondidas. Decides no salir nunca más de tu escondite, y luego no entiendes por qué nadie te ve.

2. Admitirlo

Siempre me ha costado demasiado ser vulnerable. Tú no lo sabes, pero cada vez que te pido ayuda me odio un poco. Cada vez que te digo que necesito hablar, es un acto heroico. Cada vez que tú te muestras vulnerable y quieres que te escuche, cada vez que te quejas si algo va mal, cada vez que reniegas conmigo, me haces sentir halagada. La confianza es lo que más valoro. Si confías en mí, prometo cuidar esa confianza con fiereza.

3. La historia

Una vez estuve enamorada como idiota de una persona que escribía muchísimo, igual que yo. Llegamos a escribirnos en un año, más de 2000 páginas. Cuando terminamos, sentí uno de los dolores más horribles que he sentido en mi vida. No sé cómo mi cerebro interpretó de eso, que era mejor no expresarse por escrito. Como si el dolor pudiera evitarse si no lo escribes.

No sé cómo, terminé por no ser quién era. No quería hablar con nadie, o al menos no francamente, porque si alguien se te acerca luego le quieres, y duele si se va.

4. Tú

Si estás leyendo esto es porque aunque yo no quería, te metiste en mi vida por una de las grietas que encontraste. Ahora lo admito, así sintiéndome horriblemente vulnerable, que te agradezco haberte metido en mi vida. Porque aunque quise esconderme, no me dejaste quedarme en la soledad que merece quien se esconde. Gracias por arrancarme la verdad con tu paciencia. Gracias porque una vez que la viste, te quedaste conmigo.

5. Reflexión

Tal vez estoy harta de este circunstancia de mierda porque salvo una, toda la gente a la que le escribí esto está a muchos miles de minutos de mí físicamente. ¿Y quiénes somos si nadie nos ve?